sábado, 31 de diciembre de 2011

Igualdad o equidad, ¿un posible debate?
Ideas para el 38 Congreso del PSOE

Un amigo, también socialista, recientemente me decía que la política de equidad era la forma más cierta y casi única de expresar la política de izquierdas. Estoy seguro de que con ello defendía el valor de la diversidad ante el peligro del uniformismo de una visión “talibán” de la igualdad.

De entrada, por el origen de la palabra ya vemos  en latín su diferenciación. Seguramente en la evolución de los usos lingüísticos se ha diferenciado más  entre el tratamiento en relación con el ánimo y el tratamiento en general, público o privado: la equidad y la diferencia en equivalencia en general, personas o cosas, la igualdad.

Dos definiciones académicas para no ser iletrados:
igualdad.
(Del lat. aequalĭtas, -ātis).
1. f. Conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad.
2. f. Correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo.
3. f. Mat. Equivalencia de dos cantidades o expresiones.
~ ante la ley.
1. f. Principio que reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los mismos derechos.
~ de ánimo.
f. Constancia y serenidad en los sucesos prósperos o adversos

equidad.
(Del lat. aequĭtas, -ātis).
1. f. Igualdad de ánimo.
2. f. Bondadosa templanza habitual. Propensión a dejarse guiar, o a fallar, por el sentimiento del deber o de la conciencia, más bien que por las prescripciones rigurosas de la justicia o por el texto terminante de la ley.
3. f. Justicia natural, por oposición a la letra de la ley positiva.
4. f. Moderación en el precio de las cosas, o en las condiciones de los contratos.
5. f. Disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece.

Real Academia Española

¿Con una política de equidad es suficiente? nos podemos preguntar. ¿Los poderes públicos deben tratar solo con equidad a todos los ciudadanos? Como principio general de una actuación pública ante iguales no cabe otra posible actuación desde una perspectiva del derecho, aunque también se exceptúa esta afirmación en algunas ocasiones. También debemos considerar que en la sociedad no todos somos iguales como lo somos ante la ley, y que al contrario, se producen fuertes e importantes desigualdades sociales y económicas más allá de otras diversidades, también importantes. A modo de ejemplo hay que aceptar pasivamente las desigualdades en la retribución entre una persona empleada a tiempo parcial, un minijob, y un consejero o consejera de una empresa en el Ibex 35 o en el consejo de una caja que superan a la primera en más del 500%.

¿Debe quedarse una opción política en el ejercicio del gobierno solo con la equidad y ejemplarizar así a la sociedad en esa cultura? Mi respuesta es que debe regir su actuación con equidad pero no puede quedarse ahí si observa que en la sociedad aumentan las desigualdades de forma importante y debe también favorecer fuertemente la igualdad frente a la desigualdad y el riesgo de la exclusión social.

Las políticas de igualdad son en sí mismas transformadoras, luchan contra lo injusto, mientras que las de equidad solo administran la realidad de forma bondadosa y por ello pueden convivir con la desigualdad más extrema por que ignoran, consciente o inconscientemente, que no todo es política pública, y al revés, en la sociedad se mueven muchas cosas en lo social y en lo económico fuera del ámbito público.

Lo que caracteriza de forma muy importante a la izquierda en su historia es favorecer la igualdad, conseguir un nivel de equilibrio entre la diversidad y la cohesión social. No olvidemos esta nuestra identidad, que también nace de la Revolución Francesa. Por el contrario sin un fuerte componente de la política de igualdad, de reequilibrio, a quien sirven: la buena gobernanza, los sistemas de protección social e incluso el estado del bienestar. “Menos estado” y “más mercado” es para algunos, en su expresión extrema de un liberalismo solo en lo económico, ignorar interesadamente la necesaria corrección de la política de la igualdad, su objetivo de favorecer desde lo público a los más favorecidos, que lo son por ser élite y no por igualdad de oportunidades, que los que lo son lo siguen siendo como excepción.

Para mi no hay izquierda si no hay fuertes políticas de igualdad desde el gobierno. Y sin ellas, la frustración y la desesperanza en la política hacen perder la confianza a muchos, y con ello, el apoyo de aquellos que respetando el mercado, no admiten la exclusión social y el empobrecimiento de la mayoría. La derecha solo es hegemónica cuando la sociedad pierde la batalla por la equidad y la igualdad, que deben ir siempre juntas ¿Por qué no volver al latín?

Diciembre 2011